La descentralización educativa y el "homeschooling"
(Actividad 7)
Partiendo de la contextualización
de los sistemas educativos y su forma de organizarse a la hora de generar un curriculum con competencias básicas,
nace el término de autonomía y de descentralización educativa. La descentralización vendría dada, de
hecho, por una mayor autonomía de diversos centros a la hora de configurar sus
metas, sus planteamientos institucionales y sus actuaciones en general con más
responsabilidad respecto a los resultados.
No hay ningún problema en que
existan este tipo centros si al final, pese a las diferencias trazadas, se
llega a puntos básicos en materia de Educación del Estado que han venido marcando
las diversas leyes, como puede ser la correspondencia de la creación del curriculum
a las Administraciones educativas. Realmente la autonomía llegaría de la mano de las metodologías pedagógicas, que
son susceptibles de ser desarrolladas de una manera u otra según le convenga al
centro autónomo en este caso. Y ello, tiene una ventaja pues el centro
finalmente llevará a cabo las metodologías que se consideren adecuadas en
relación al contexto y ámbitos propios de ese centro en cuestión.
Sin embargo, a raíz de hablar de
una mayor autonomía en los procesos y procedimientos pedagógicos en el
aprendizaje, ha surgido hace algunos años la idea de llevarnos la escuela a
casa, sin tener que formar parte de ese curriculum
nacional que aunaría el tipo de formación de toda la población de un país de
acuerdo a la política llevada a cabo por un gobierno u otro.
Este debate de estudiar en casa o
en la escuela está resurgiendo con fuerza en toda Europa, y cobrando cada vez
más importancia en nuestro país. Cada vez son más padres los que deciden educar
a sus hijos lejos de los constreñidos parámetros que el sistema educativo reglado
les impone. O al menos ese es su argumento principal. Pero, ¿hasta qué nivel es
efectiva una educación lejos de las aulas?
El movimiento conocido por el
anglicismo homeschooling surge en los años 70 del siglo XX. Bien es cierto
que la educación en el hogar ha existido a lo largo de toda la Historia, y es
el precedente de la educación formal reglada en centros públicos, privados o
concertados. Pero dicho movimiento surge no tanto por una idea de recuperación
de la tradición histórica sino como protesta y contrapeso a las instituciones
regladas, a raíz de un libro fundamental: Instead
of Education: ways to help people do things better, de John Caldwell Holt.
Al tiempo, dos pedagodos estadounidenses, los Moore, presentaron un estudio
donde afirmaban que los niños no debían entrar en la educación formal hasta los
10 años para tener un correcto desarrollo social y de conocimientos.
Actualmente, en España la
legislación obliga a la escolarización de los niños de 6 a 16 años. La
educación en casa está, técnicamente, prohibida, pero sí se permite a los
padres educar a sus hijos en casa si éstos están matriculados en algún centro a
distancia. Este vacío legal llevó a que en 2007 la Epysteme crease una escuela
virtual, la Orange School en California. Hoy, España cuenta con unas 2.000
familias que practican el homeschooling.
El debate está servido. Pero,
¿cuáles son las ventajas de este nuevo tipo de educación? Los que defienden el homeschooling argumentan como principal
ventaja la liberación del niño de un ambiente que les obliga a pasar 6 horas
diarias en un pupitre y les induce a memorizar conocimientos sin adquirirlos
realmente. Por contra, educar en casa permite a los niños experimentar con todo
lo que les apasiona y aprender a su propio ritmo. Eso también fomenta la
capacidad autodidacta y la responsabilidad.
Ante tantas ideas positivas,
¿cuáles son los inconvenientes de no acudir a una escuela? La principal
desventaja que surge es la capacidad económica de los padres y el contexto de
la unidad familiar. Al fin y al cabo, la educación en el hogar es para
privilegiados, es decir, que está destinada únicamente a familias con elevada
renta económica y tiempo suficiente para hacer de "profesores" de sus
hijos. Asimismo, no sólo los problemas de socialización sino el evitar
enfrentar a un niño con un entorno ajeno al suyo les aleja de la realidad con
la que se encontrarán en su vida adulta. Además, sin exámenes ni evaluaciones
ni suspensos, los niños no aprenden a experimentar el "fracaso" en
pequeñas dosis, haciéndoles más vulnerables a este sentimiento cuando se
choquen de frente con él en su vida laboral y social adulta.
Además, es lógico pensar que un
padre no puede ni debe sustituir a un educador. Si existen profesionales
cualificados para enseñar y transmitir conocimientos a los niños, ¿por qué
deben ser los padres quienes cumplan esta labor? Separar el ámbito doméstico
del escolar es siempre beneficioso para el niño porque le enseña a manejarse en
distintos espacios y a distintos niveles, viviendo experiencias de las cuales,
de otra forma, quedan privados.
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