Diario de Bitácora: AÑO 2030

 (Actividad 17)

28 de octubre de 2030…

Qué día tan ajetreado el de hoy. Llevo dando clases desde las nueve de la mañana y hoy las tecnologías me han jugado una mala pasada. Cómo recuerdo las clases de hace años; antes solo hacía falta una presentación con diapositivas para que los alumnos estuvieran “medio atentos” a las explicaciones de cada sesión. ¡Qué cantidad de dispositivos tecnológicos hay hoy en día! ¿No debería ser una parte esencial de la formación de los profesores ahora mismo? Qué bien me hubiera venido a mí tomar algún curso sobre el control y la gestión de estos aparatos antes de conseguir la plaza.

Hoy no funcionaba la pizarra interactiva en clase. ¿Cómo podía hacer que los alumnos se levantaran para trazar la ruta de Colón en la conquista a América si no era capaz de concretar qué problema estaba afectando a la pizarra? Encima, menudo fastidio, esto de los libros electrónicos no sé si es buena idea. Algunos de los alumnos vienen sin sus libros cargados a clase y todo esto está lleno de enchufes y de cables. ¿Dónde está el papel por favor? o, mejor dicho: where is the paper?

¿Sabéis que he tenido que ir a clases de inglés durante cinco años seguidos para dar clase de historia, de la mejor manera posible, en el instituto? Puede que sea una herramienta efectiva de cara a su futuro, pero sinceramente pienso que los alumnos aprenden los conceptos en inglés y luego no saben transmitir sus conocimientos de la materia en castellano. ¿El futuro es este? ¿Qué tipo de formación le estoy dando a mis alumnos?

Hablando de ello, me acuerdo de las clases de Modesto, mi profesor de Ciencias Sociales en 1º y 2º de la ESO. Tengo en la mente aquellos “contenidos mínimos” que había que aprenderse de pe a pa en la parte dedicada a geografía. Ahora mismo se reiría de mí si le contase que hago que los alumnos aprendan los ríos, las ciudades y las montañas del mundo en inglés y luego no saben su nombre en castellano. ¡Qué desastre!

¿Lo peor de todo? Quieren incluir más dispositivos electrónicos en las aulas; unas mesas multitáctil dicen… Sí, por supuesto, sería una idea inteligente que los alumnos realizaran sus tareas en estas mesas como si fuesen nuestros cuadernos de antaño, pero ¿van a dar los mismos problemas que las pizarras o los libros electrónicos? ¡Qué lío! Espero que nos oferten pronto desde el centro un curso sobre todo esto. Ahora me pregunto si las clases que nos dieron en el máster sobre innovación fueron las mejores en ese sentido. El problema es que no sólo yo me encuentro tan perdida. ¡Necesitamos formación! Los alumnos nos llevan mucha ventaja y nosotros tendríamos que ser realmente sus guías en el proceso.

Sí es cierto que los métodos tradicionales de enseñanza van desapareciendo y los chicos se están implicando mucho más en la clase, se divierten, y eso es lo mejor. Incluso en Bachillerato vemos a muchos alumnos realmente motivados. Les gusta indagar y descubrir cuál es la profesión de sus sueños sin despegarse de la programación y del currículo de las asignaturas. La convivencia en clase es mucho mejor y el abandono escolar es mucho menor en España.

La crisis del coronavirus fue un antes y un después en la innovación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Ahora si hay algún problema sanitario a nivel mundial existen unas directrices precisas para que los alumnos no pierdan el hilo de su conocimiento durante los posibles confinamientos.

¿Qué le deparará a la educación del futuro?

 



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